Es un negocio familiar.
Ricardo Carreiro, padre, que en 1978 planto la primera viña con los ahorros de su aventura americana. Como otros muchos que aquí en Galicia tuvieron que emigrar para conseguir un futuro mejor, abandonando las tierras de cultivo y con ello los viñedos.
Con el tiempo fue comprando diversas propiedades en la zona, muchos con viñedos que empezaron a recuperar con variedades autóctonas.
En el año 2000 Ricardo Carreiro, hijo, cogió el relevo generacional y el proyecto se hizo aun mas ambicioso. Construyeron la bodega nueva, con materiales y diseño adaptados desde un principio para la elaboración de un concepto de vinos muy concreto: alta expresión.
Junto con el enólogo Xosé Lois Sebio, y el Ingeniero Agrícola Xosé Manuel Lourido, hoy en día trabajan 28 ha. de viñedo en mas de 40 parcelas diferentes. Cada parcela fue proyectada según el tipo de suelo, orientación para un tipo de vino en concreto, plantando las variedades mas adaptadas.
Trabajan en un concepto de viticultura muy cercano a la biodinámica o viticultura ecológica. Se trabajan las tierras con únicamente productos de origen natural, preparados en la propia bodega: infusiones o extracciones alcohólicas de plantas.
No utilizan ningún tipo de producto de síntesis ni insecticidas. Solo algo de azufre y una cantidad total de cobre mínima. Usado mas como fertilizante que como antiséptico.
Las viñas tienen hierba en sus calles, pues tratan de mantener el suelo. Esto hace que sus vinos sean especiales, de esos que no dejan a nadie indiferente. Elaboran blancos, en concreto tres, uno de ellos con barrica y tres tintos. Son la bodega gallega con el mayor parque de barricas, con muchas tonelerías diferentes y tostados, para elaborar vinos muy complejos.