Marqués de Murrieta nace de un proyecto que se remonta a 1852. Un sueño que se gesta en la mente de Don Luciano Murrieta, Marqués de Murrieta, a raíz de su estancia en Londres dónde acompañaba en el exilio a su mentor, el general Espartero. Tres años en Burdeos para adquirir conocimientos sobre las más avanzadas técnicas de vinificación apoyan su propósito de emprender un camino que le llevaría a fundar la Bodega y a convertirse en un pionero en nuestra región, llegando a ser un personaje clave para el progreso de la Rioja, actualmente la denominación de origen más importante de nuestro país.
En la actualidad es Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell, quien dirige la Bodega desde que su padre comprara la propiedad en 1983. A partir de la añada de 2000 Marqués de Murrieta apuesta por revitalizar el estilo de sus vinos e inyectar de savia joven a su proyecto centenario. María Vargas, la talentosa enóloga que desde ese año lidera el equipo técnico, es la responsable de llevar a cabo la respetuosa actualización de los vinos - reconocidos a nivel mundial desde el siglo XIX - acercando el viñedo a la bodega; otorgando mayor protagonismo a la fruta y al terroir de la Finca Ygay.
Marqués de Murrieta se encuentra en la zona más al sur de la subzona de vinos Rioja alta, en el corazón de la Finca Ygay: 300 hectáreas de viñedos propios que rodean la propiedad y encierran la clave de la calidad de los vinos de la Bodega.
En el centro de la finca se asienta desde hace casi dos siglos el denominado Castillo de Ygay, bodega original y cuna de los primeros vinos que se remontan a 1852. Este edificio centenario, obra representativa de la arquitectura industrial de finales del siglo XIX, ha protagonizado en los últimos años una obra de rehabilitación integral de enormes dimensiones además de un proyecto museístico cuyo fin es compartir con sus huéspedes el legado documental que la Bodega ha ido atesorando desde la época de su fundador. El rehabilitado Castillo de Ygay reabrirá sus puertas en 2013.